La búsqueda de espacios para la gestión colaborativa fue la constante en el quehacer de este proyecto. Todos los espacios de investigación y acción se permearon del espíritu de la colaboración, todos los equipos de trabajo que se iban constituyendo reflejaron en todo momento la diversidad de actores, intenciones, habilidades y saberes. En este sentido, se entendió la gestión colaborativa en la investigación como un proceso de aprender junto a otros participantes, cada uno desde sus saberes y habilidades particulares. Para esto fue importante volver constantemente sobre los objetivos trazados conjuntamente y llegar a una repartición de responsabilidades de acuerdo con las fortalezas de cada cual. Así, en la generación de información son muchas las colaboraciones que se pueden resaltar.
Los actores del territorio como Libardo López y Otilia Cuervo ofrecieron, en todo momento, su conocimiento de las dinámicas locales y traducían para el equipo las preocupaciones sentidas en lo local, con el fin de encontrar campos en los que un equipo de investigación tan diverso pudiese colaborar. Los miembros pertenecientes a los movimientos sociales siempre aportaron una lectura crítica de toda intervención, los miembros de la Empresa de Acueducto buscaron permanentemente compartir su propio quehacer con el resto del equipo, y los académicos, constantemente, buscaron aportar con maneras de entender y hacer la investigación para enriquecer el ejercicio tanto conceptual como metodológicamente.
De esta manera, los textos que se presentan en los distintos apartes de este libro dan cuenta de esta colaboración entre personas pertenecientes al movimiento y las organizaciones sociales, a la empresa pública y a la academia. Para nombrar tan solo unos ejemplos, las historias de los acueductos comunitarios dan cuenta de un esfuerzo colaborativo por construir una metodología, un saber en el diseño y la realización de las entrevistas y las líneas de tiempo sobre la historia de lucha que libraron los líderes de los acueductos comunitarios. De la misma manera, se construyeron visiones e historias del movimiento en defensa del territorio por parte de los actores mismos, con la colaboración de los académicos que aportaron metodologías.
En este bloque de textos, o círculo de la caracola, queremos resaltar otras maneras de lograr la gestión colaborativa, con las que el equipo quiso ir más allá de la pura investigación para encontrar espacios de colaboración sobre el desarrollo y la aplicación de necesidades de aprendizaje, apropiación de tecnologías, y acompañamiento a las comunidades para facilitar esta colaboración y resolver como colectivo algunos problemas sentidos en el territorio.
Se generaron distintos espacios de colaboración directa con los acueductos comunitarios, corazón de este proyecto. Desde la EAB-ESP existe una colaboración con los acueductos comunitarios, que busca apoyarlos en su gestión, colaborando con conocimientos técnicos e instrumentos que ayuden a elevar la calidad de agua. Esto es una necesidad urgente pues los acueductos deben responder por esta calidad. Este proceso, que inició antes de que el proyecto mismo iniciara, recibió un impulso adicional, tal como lo narran Nubia León, Myriam Mejía y Javier Rodríguez en el texto “Acompañamiento de la EAAB en la calidad de agua de los AC”, proceso que esperamos continúe a pesar de que el proyecto haya terminado.
Otro espacio importante fue creado por una pasante de ingeniería ambiental de la Universidad Distrital, quien bajo la orientación de Myriam Mejía y Nubia León, en la EAAB, elaboró su tesis en el campo del saneamiento ambiental. Edna Vargas, presenta aqui un texto en el que expone su colaboración con algunos acueductos y hace un diagnóstico de la situación de las aguas servidas en el territorio con los usuarios. De esta manera les ayudó a cumplir con uno de los ejercicios que deben presentar ante la CAR como parte de su Plan de Uso Eficiente y Ahorro del Agua (PUEA), el cual deben presentar para poder seguir contando con la concesión de agua.
De la misma manera, el equipo del proyecto colaboró con algunos de los acueductos de Olarte y Quiba, con una metodología y su implementación, en la que se trabajó con los usuarios sobre la importancia del ahorro, las prácticas para lograr este uso eficiente, a partir de ejercicios que recogieron la historia del uso del agua con los usuarios, así como sus prácticas en el uso, reúso y ahorro del agua del acueducto. Estos ejercicios sirvieron también para cumplir con los requisitos exigidos por la CAR. Esta experiencia la presentan María Clara van der Hamen y Marcela Arrieta.
Un esfuerzo colaborativo importante y central durante el proyecto fue el diseño y realización de un diplomado en el que todos los miembros del equipo participaron. Esta colaboración con el territorio se dio por la búsqueda de las organizaciones sociales sobre cómo aportar de alguna manera al relevo generacional en el liderazgo del territorio del borde sur; una urgencia sentida por los líderes locales. Este esfuerzo se expresó en un ejercicio de formación en investigación social a un grupo de jóvenes, haciendo énfasis en la gestión colaborativa del agua y la defensa del territorio. Dos textos dan cuenta de este proceso: uno narrado por Dolly Palacio, coordinadora del proyecto y del diplomado, experiencia que recogió la puesta en marcha del piloto de investigación del proyecto con la participación de los estudiantes, quienes aprendieron muchas metodologías y participaron directamente en su puesta en escena como parte del equipo de investigación. El otro, escrito por Janeth Calambas, estudiante de sociología de la Universidad Externado de Colombia, quien participó en el diplomado y luego hizo su pasantía en el contexto del proyecto, el cual recoge la perspectiva de quienes participaron en el diplomado como alumnos después de su finalización.
Una de las actividades emergentes en el territorio, que conectan el buen uso del territorio y su agua con soluciones económicas, es el turismo comunitario y ecológico. Varios ejercicios se hicieron para colaborar con las iniciativas que han surgido. En este círculo encontramos dos textos que narran sendas experiencias en el territorio. El primero surgió por inquietud de unas estudiantes del diplomado, participantes de una de estas iniciativas (Asoproam), Carolina Muñoz, Milena Poveda y Katherin López, quienes veían con preocupación el aumento de la cantidad de turistas que están llegando al territorio y se preguntaron por la capacidad de carga. Bajo la orientación de Javier Rodríguez hicieron una evaluación de la capacidad de carga de los senderos que impulsan, en busca de la sostenibilidad socioambiental de la actividad. El otro muestra un ejercicio de colaboración de un grupo de estudiantes de maestría en Turismo, la cual apoya con un acompañamiento a la propuesta de turismo agroecológica de la Asociación Mujer y Tierra.
Finalmente, con el fin de conectar los ejercicios de seguimiento de calidad de agua que adelantan los acueductos, con ejercicios pedagógicos en las instituciones educativas locales, se construyó una colaboración entre un equipo de la Universidad Nacional, liderado por el profesor Rafael Hurtado, el cual ha venido adelantando la propuesta de desarrollo de una Red de Monitores del Agua (Remona) con colegas de su universidad. Esta colaboración en el marco del Proyecto de Territorios del Agua participa del desarrollo y adopción del modelo educativo de Remona para implementarlo en algunos acueductos de la zona, en colaboración con algunas instituciones educativas y miembros del equipo de investigación de este proyecto. Dos textos dan cuenta de esta experiencia, la cual es mediada por la tecnología plasmada en el diseño de un kit pedagógico para evaluar la calidad del agua con los niños. El primero, narrado por Rafael Hurtado, expone de manera detallada los antecedentes y los principios de la propuesta pedagógica Remona del equipo de la Universidad Nacional, y el otro, elaborado por Javier Rodríguez de Agrópolis, cuenta la experiencia concreta de monitoreo de la calidad de agua con los alumnos y profesores de unas instituciones educativas del territorio del borde sur, los fontaneros y los investigadores.
Estos ejercicios pueden parecer meras actividades efímeras, pero en el sentido de la autoorganización y el aprendizaje social buscan ser la semilla de un proceso que genere vínculos colaborativos entre los niños y los maestros de las escuelas y colegios locales, y los acueductos comunitarios, liderados e integrados por los padres de estos niños, buscando generar con ellos cambios expansivos de reflexión entre los distintos participantes en torno al agua como eje ordenador del territorio y esperando que sean continuados en el futuro.
Una mañana soleada de febrero del año 2012 nos reunimos funcionarios de distintas disciplinas y dependencias de la Empresa de Acueducto de Bogotá, líderes de las comunidades rurales, investigadores de la academia, representantes de acueductos comunitarios y fontaneros, para dialogar e intercambiar experiencias respecto a la gestión, calidad y gobernanza del agua con los acueductos comunitarios de las localidades de Ciudad Bolívar, Usme y Sumapaz del borde urbano-rural del Distrito Capital.
Los participantes de este diálogo también discutimos sobre el territorio con visión de cuenca, las problemáticas de los bordes urbano-rurales, las tensiones del territorio, las regulaciones y normatividades; además sobre buenas prácticas, tecnologías, dinámicas sociales y la importancia de una visión integral del territorio alrededor del agua.
Este encuentro se realizó para buscar soluciones a los problemas que se presentaban en cuanto a la calidad del agua que los acueductos comunitarios ofrecen a sus usuarios, esto debido principalmente a dificultades en el manejo técnico tanto del proceso de potabilización como de las infraestructuras que hacen parte de la red de distribución del agua, al igual que a los problemas de gestión y a los nuevos requerimientos de legalización que se exige a las asociaciones de acueductos rurales.
Este texto es producto de mi experiencia como pasante, y a la vez como tesista de Ingeniería Ambiental de la Universidad Distrital, en la EAAB. Trabajando con la Dra. Miryam Mejía, en la Dirección de Gestión Comunitaria, acompañé los procesos de diseño de los PUEAA de varias veredas en Usme y Ciudad Bolívar, y aquí expongo algunos de los aspectos que identificamos, sobre todo en cuanto al tema de saneamiento básico.
Por medio de esta actividad, en la vereda Olarte de Usme se ha logrado construir un espacio para compartir experiencias y aprendizajes en torno a la relación con el agua de los habitantes, en el marco del desarrollo del PUEAA. Esta misma actividad se desarrolló también en otras veredas en Ciudad Bolívar. A continuación se comparte la actividad que se desarrolló con los ususarios.
Una de las iniciativas con mayor impacto en la construcciócn de relaciones colaborativas en el proyecto fue el Diplomado en Investigación Social para la Gestión Colaborativa del Agua y la Defensa del Territorio. Este diplomado se diseñó para los jóvenes del borde urbano-rural de Usme y Ciudad Bolívar, con trayectorias en los procesos sociales locales.
En esta parte contamos cómo surgió la iniciativa y los objetivos y sus contenidos, así como sus aportes dentro del desarrollo del proyecto. En la segunda parte de este texto se recogen algunos de los aprendizajes de los jóvenes, a partir de algunas entrevistas que realizó Janeth Calambas, en el marco de su pasantía en sociología, dentro del proyecto. Ella, a su vez estudiante del diplomado y de sociología en la Univesidad, hizo un recorrido después de varios meses de terminado el diplomado, para indagar con los jóvenes el impacto de esta experiencia formativa en sus vidas.
En esta parte del libro se presentan las experiencias de un grupo de estudiantes del diplomado, miembros de Asoproam, que preocupadas por los impactos de la gran afluencia de visitantes a la Laguna de Los Tunjos en los últimos años, propusieron implementar una metodológia para medir la capacidad de carga en su proyecto de turísmo comunitario. Con el acompañamiento de Javier Rodríguez hacen una primera aproximación que exponen a continuación.
El segundo texto narra la experiencia de un grupo de pasantes de la maestría de Turismo, que acompañados por Leonardo Garavito, coinvestigador del Proyecto Territorios del Agua, se aproxima a la experiencia de turismo comunitario con un enfoque agroecológico del grupo Mujer y Tierra en Usme.
Remona es la Red de Monitores del Agua. Este documento es el resultado de un conjunto de experiencias, diálogos y reflexiones que se iniciaron durante el proceso de establecer una estación de monitoreo ambiental en el río Subachoque, labor que fue realizada por un equipo de la Universidad Nacional de Colombia y de la Fundación Amparo de Niños, en el marco del proyecto de Extensión Solidaria de la Facultad de Ciencias, “Estación de Monitoreo Ambiental ‘Los Arboles’ para la recuperación y la conservación del río Subachoque y la apropiación social del conocimiento científico”.
Esta experiencia mostró la oportunidad de establecer un modelo para la formación ciudadana y la educación basado en la simplicidad, centrado en las personas, su territorio y sus tradiciones, y fundado en el arte, las ciencias y la técnica, en el cual el monitoreo del agua es el elemento organizador.
Algunas de las muchas personas que han participado en el proceso de formación y desarrollo de Remona, y de las conversaciones que llevaron a este texto somos: Gabriel Guillot, Rafael Hurtado, Frank Garfield Stiles, Hernando Valencia, Jaime Villalobos, Dolly Palacio, Gloria Quiroga de Carrillo, Franclin Herrada, Josué Libardo Sarmiento, Claudia Rosas, Luis Ricardo Salazar, Lorenzo Hurtado, Matías Hurtado, Amalia Hurtado, Felber Arroyave, Oscar Romero, Cristian Mur, Gustavo Hernández, Magnolia Cortez, Teresa Zuleta de Mesa, Esperanza Amórtegui, Nini Johana Córdoba, Aura Nelly Medina, Sandra Pulido, Myriam Mejía, Nubia León, Javier Rodríguez, Alejandro Puga, Daniel Rasolt, Teirungumu Torres, María Elena Pizza, Martha Lucía Luque, Rafael Pabón, Fernando Chaves, Clara Melo, Daniel Quiñones, Johan Cubides, John Agudelo, Jesús Guevara, Jefferson Jiménez, Jonathan Restrepo, Daniel Vargas, Julián Aguilar, Ana María García, Daniel Padilla, Carlos Eduardo Fajardo, Olga Liseth Castellanos, Jorge Vallejo, Janeth Galeano, Mariela Orozco, Camilo Gutiérrez, Rebeca Puche, Nathalis Wamba, Santiago Jeangros.
El trabajo con el equipo del proyecto “Territorios del Agua”, con experiencia en el estudio de procesos sociales en el territorio en temas de medio ambiente y hábitat, ha sido fecundo y ha aportado a Remona aspectos conceptuales y metodológicos de las Ciencias Humanas y Sociales, así como experiencias y escenarios de trabajo con acueductos, comunidades e instituciones de educación.
Este texto es una narración que presenta de manera coloquial un conjunto de aspectos sobre nuestra cultura y que principalmente tratan sobre el rigor y la empatía, aborda algunos aspectos de la educación formal en el país y su entorno, particularmente el rural, y presenta elementos conceptuales del modelo de Remona. Si bien las ideas y opiniones en este documento son el resultado de múltiples experiencias y conversaciones, la manera como son expuestas y las expresiones utilizadas son responsabilidad exclusivamente del narrador.
Dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno conforman la molécula del agua, substrancia sin la cual no habría vida. El agua forma parte de todas las formas conocidas de vida en nuestro planeta Tierra. Por ejemplo, constituye entre el 50 y el 75 % del agua del ser humano, en las espinacas aproximadamente el 93 %, en el gato el 60 %, en el delfín el 70 %, en la trucha el 75 %, el 90 % en un hongo y el 95 % en una medusa. En algunos insectos el agua puede ser del 40 %.
El agua en el suelo disuelve sales y otras sustancias inorgánicas que necesita la planta para su correcto funcionamiento; toma esta substancia del suelo. A su vez, los animales toman el agua como parte de su alimento.
El agua es una de las substancias que se encuentra en mayor cantidad en el planeta, pero que actualmente está gravemente afectada con respecto a su estado natural debido a una serie de fenómenos resultado de acciones humanas, entre las cuales se pueden destacar la superpoblación del planeta, la sobreexplotación del recurso, la deforestación, los cambios en los ecosistemas y el paisaje, la sedimentación, la contaminación química y biológica, y la alteración del ciclo del agua debido al cambio climático.
Del agua podemos decir muchas más cosas, pero no debemos olvidar que los impactos sobre ella afectan directamente diversos aspectos de nuestra vida, como son la salud y el entorno de los lugares donde habitamos. El manejo inadecuado del agua también puede tener consecuencias sobre las actividades productivas, económicas, la seguridad alimentaria y nuestra supervivencia como especie, lo que ya se puede observar en algunos lugares de nuestro planeta.
Es importante no solo recordar la importancia del agua en nuestra vida, sino también la posibilidad de establecer e implementar mecanismos para su conservación, protección, recuperación y defensa.
Vemos que para hacer frente a esta situación, y retomando los problemas planteados por el proyecto Territorios del Agua, iniciamos un conjunto de reuniones con el equipo de trabajo de la iniciativa Red de Monitores del Agua –Remona–, entre ellos profesores y estudiantes de la Universidad Nacional de Colombia, para apropiar sus planteamientos y crear vínculos entre las instituciones de educación básica y media (IE) y los acueductos comunitarios (AC) en el territorio, involucrando a los niños y sus maestros en las actividades de monitorear el agua como parte del proceso de formación académica y de las personas como ciudadanos.
Igualmente, hicimos reuniones con personas de la comunidad del borde urbano-rural del sur de Bogotá, con algunos investigadores del proyecto y de la Empresa de Acueducto de Bogotá, para iniciar el proceso de sensibilizar, generar apropiación de información y conocimiento sobre el agua, no solo entre las comunidades de usuarios de los acueductos comunitarios sino también entre los niños y jóvenes de la zona.
Principalmente, la idea fue que tanto los AC como las IE pueden poner al servicio de la comunidad métodos de monitoreo que les permita hacer seguimiento de las prácticas de uso y gestión del agua en sus territorios, con el fin de tener un mayor control sobre esta, a la vez que dar la posibilidad de utilizar los datos recolectados para avanzar en estrategias para la adaptación al cambio climático, mejorar la agricultura y la salud humana, y contribuir con la conservación de los ecosistemas asociados.
Es por esta y por otras razones que decidimos, un viernes de abril de 2016, en la ruralidad del borde urbano-rural del sur de Bogotá, iniciar un proceso de monitereo socioambiental del agua a partir de la propuesta del profesor de la Universidad Nacional como estrategia para facilitar y promover la concientización, el aprecio, el conocimiento, la buena administración y el cuidado de los recursos hídricos y de los elementos que hacen parte del entorno ambiental.