La gran codificación del derecho romano realizada por el emperador Justiniano entre el año 529 y el 534 d.C., y completada por medio de una serie de intervenciones legislativas posteriores (las Novellae Costitutiones) hasta su muerte en el 561[1], nos revela el significado que en el curso de aquella experiencia jurídica asumió el término interpretatio, traducido, un poco banalmente, en las lenguas modernas como ‘interpretación’.