Heródoto o Tucídides. Una interpretación de las dinámicas sociales soberanistas que han vuelto a prevalecer en el siglo XXI.
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Resumen en español
El trabajo de los historiadores griegos más reconocidos pone en evidencia que las polis actuaban con una estrategia dirigida a acumular fuerza suficiente para sobrevivir y, además, que la sumatoria de los comportamientos de todas las polis dirigidos a acumular fuerza para sobrevivir las conduce, como un destino trágico –o como una paradoja inexorable– a su propia ruina. Esta reflexión se ha aplicado a los tiempos modernos y, en este sentido, quienes siguen a Tucídides, atendiendo sus designios referidos a ponderar solo los hechos observados y, en consecuencia, a la necesidad de excluir las creencias metafísicas, las referencias a los mitos propios de la cultura de su pueblo o, en fin, los valores como la justicia o la solidaridad, sostienen que en el orden global estadocéntrico y anárquico que prevalece en el mundo moderno, el comportamiento de los Estados-nación está movido por una racionalidad derivada de la interdependencia y el soberanismo y, en consecuencia, fundada en la desconfianza recíproca. Esta racionalidad, concluyen los realistas, los conduce de manera inexorable a la guerra. Los seguidores de Heródoto y, en general, quienes asumen las posturas idealistas del pacifismo, afirman en el mismo sentido que el mundo moderno está determinado por esa racionalidad. No obstante, no excluyen las razones de justicia con las que Sócrates enriqueció la filosofía de la época y, desde esa perspectiva, sus análisis, además de constatar la atroz realidad de la guerra, pueden realizar una crítica de la estructura y de los paradigmas que prevalecen en el orden global estadocéntrico, anárquico e inestable en el que la guerra es inminente y, en consecuencia, pueden proponer la construcción de un orden global diferente. Esto explica que tras la denominada segunda guerra mundial, los literatos, los filósofos, los políticos, los juristas y los economistas más destacados del mundo contemporáneo propusieran unas nuevas instituciones para limitar la soberanía. No obstante, para alcanzar la paz era necesario, además de mantener viva la consciencia que propició el establecimiento de esas nuevas instituciones, una nueva forma de pensar, porque se trataba de superar los conocimientos aislados de las disciplinas especializadas que rompieron con los saberes integrales de la filosofía y que excluyeron la justicia de los debates.
Resumen en ingles
The work of the most renowned greek historians indicates that greek polis’ strategy was to accumulate force in order to survive. Furthermore, the sum of these behaviours across all the polis would tragically, and rather paradoxically, drive them towards their own collapse. These considerations have been recently applied to modern examples and, following the steps of Thucydides (by only considering observable facts and leaving aside metaphysical believes), we see how the cultural references to myths or to social values like justice or solidarity, strengthen the idea that the state-centric and anarchic global order that prevails in the modern world, as well as the behaviour of nation-states, is fundamentally moved by a kind of rationality derived from existing interdepencies and soberanism, and therefore stems from what might be considered a reciprocal distrust. Thus, the realists conclude that this rationality inexorably leads to war. The followers of Herodotus and, in general, those who assume the idealist postures of pacifism, also affirm that this very same rationality determines the modern world. However, they do not exclude the Socratic notions of justice and therefore, from this perspective, their analysis allows them to both account for the crude reality of war and, at the same time, criticise the structure and the paradigms that prevail in the global state-centric order –anarchic and instable- where war is imminent. As a consequence, they can propose the construction of a different global order. This explains how after the second world war the most renowned litterateurs, philosophers, politicians, jurists and economists of the modern world proposed new institutions to limit the sovereign power of the state. Nonetheless, to achieve peace, it was not only necessary to keep alive the ideas behind the creation of these new institutions but also to develop a new of thinking since it was no longer needed the isolated ideas and thoughts of specialised disciplines that eroded the cornerstones of philosophy and excluded justice from debates