De las armas a las urnas. Sandra Ramírez y Victoria Sandino, dos casos de estudio en la carrera por el reconocimiento de FARC como partido político
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Resumen en español
Uno de los principales retos del Acuerdo de Paz, firmado entre el gobierno colombiano y la ex guerrilla de las FARC-EP, es el efectivo cumplimiento del punto 3.2.1 sobre la reincorporación política, teniendo en cuenta que esta se plantea como un elemento determinante para darle fin al enfrentamiento ideológico desde el escenario de la violencia, para trasladarlo y darle trámite en el campo político democrático. De lograrse este objetivo, marcaría un precedente al permitir saldar una deuda histórica con casos como el de la UP, donde la desmovilización implicó la persecución y la total extinción de un partido político. Mientras que en este caso, el partido político FARC se convertiría en un ejemplo de que si es posible generar las garantías necesarias para la participación política de todas las vertientes ideológicas, incluso de aquellas que alguna vez se alzaron en armas. Lo que requerirá que el partido FARC comience a actuar y a posicionarse con la ciudadanía como un partido político viable mediante un ejercicio comunicacional efectivo, el cual estará determinado por los demás elementos y actores contextuales que le son tanto benéficos como adversos, y que inclinarían la balanza para que FARC sea reconocido como un interlocutor político legítimo.
Resumen en ingles
One of the main challenges of the Peace Agreement, signed between the Colombian government and the former FARC-EP guerrilla, is the effective fulfillment of point 3.2.1 about political reincorporation, considered as a determining element to end the ideological confrontation from the scene of violence, to transfer it and process it in the democratic political field. If this objective is achieved, it would set a precedent by allowing a historical debt to be settled with cases such as the UP, where the demobilization implied the persecution and the total extinction of a political party. While in this case, the FARC political party would become an example of whether it is possible to generate the necessary guarantees for the political participation of all ideological aspects, even those that once took up arms. This will require that the FARC party begin to act and position itself with the citizens as a viable political party through an effective communication exercise, which will be determined by the other elements and contextual actors that are both beneficial and adverse to it, and that would tip the balance for FARC to be recognized as a legitimate political interlocutor.